¡Ay! La vida loca que nos lleva por derroteros inescrutables, nos balancea y nos marea hasta dejarnos en la cuneta de nuestra existencia.
Menos mal que el regue me acompaña en esta vida. Menos mal que no piso al caminar, menos mal que todavía me queda mucho por pensar. Pero no sólo de la droga vive el hombre. De repente me fluyen unas teorías que yo no debería reflexionar…Y me pregunto ¿Qué hago, yo, pensando en la transmisión de datos? Colas de ceros y unos que pueden adoptar la forma que quieran. El universo es infinito e inabarcable, aunque yo no lo haya visto, pero no me cabe la duda, de que hay varios universos. Y no me refiero a los paralelos en los que apenas he estado, sino a diferentes universos que no pertenecen ya al ser humano.
La idea es sencilla de captar si no se piensa mucho. La primera respuesta aunque sea absurda siempre será mejor que plantearse nada con algo de criterio.
8.13.2008
8.08.2008
Consejo de promoción turística
Cruzamos nuestras miradas hasta el final y el corazón me dio un golpe que por poco se sale. Era bajita y hermosa.
Yo iba a mi bola, mirando las rayas de las baldosas, volvía pensando en nimiedades de la vida cuando vi sus ojos de crema.
Ninguno de los dos quiso apartar la mirada. Lo tengo que recordar a cámara lenta para no perderme ningún momento de mí volátil memoria. Luego ni siquiera me di la vuelta, no me atreví o me quise hacer el duro o... simplemente disfruté de ese momento.Ese momento que es mirarse a los ojos y no decirse nada. O todo. Eso es lo bueno. No hay juicios, no hay prejuicios, sólo te miras a los ojos.
¡Mierda! Se fue.
Luego me fustigué por ser tan cobarde y seguí con las cosas del suelo.Para calmar mi rabia me puse a echar pestes sobre la sociedad actual. En mitad de mis soliloquios libertarios corroboro mi propia opinión, estoy en medio de la ciudad rodeado de asfalto y de carteles publicitarios. En uno de los emblemáticos edificios del centro hay una gran pantalla que oculta el andamiaje, esta vez no es un cartel inmenso de un careto enorme que también te mira a los ojos, ¡es un vídeo!
Sólo me atreví a echar dos vistazos rápidos y leí: consejo de promoción turística. Entonces sí que me di la vuelta, una mujer sugerente en bañador vendiéndome México, una playa de esas de arena blanca, un golfista feliz. Me dan arcadas, me cago en la frivolidad.
Llego a casa imaginándome en México con la de los ojos de crema.
Yo iba a mi bola, mirando las rayas de las baldosas, volvía pensando en nimiedades de la vida cuando vi sus ojos de crema.
Ninguno de los dos quiso apartar la mirada. Lo tengo que recordar a cámara lenta para no perderme ningún momento de mí volátil memoria. Luego ni siquiera me di la vuelta, no me atreví o me quise hacer el duro o... simplemente disfruté de ese momento.Ese momento que es mirarse a los ojos y no decirse nada. O todo. Eso es lo bueno. No hay juicios, no hay prejuicios, sólo te miras a los ojos.
¡Mierda! Se fue.
Luego me fustigué por ser tan cobarde y seguí con las cosas del suelo.Para calmar mi rabia me puse a echar pestes sobre la sociedad actual. En mitad de mis soliloquios libertarios corroboro mi propia opinión, estoy en medio de la ciudad rodeado de asfalto y de carteles publicitarios. En uno de los emblemáticos edificios del centro hay una gran pantalla que oculta el andamiaje, esta vez no es un cartel inmenso de un careto enorme que también te mira a los ojos, ¡es un vídeo!
Sólo me atreví a echar dos vistazos rápidos y leí: consejo de promoción turística. Entonces sí que me di la vuelta, una mujer sugerente en bañador vendiéndome México, una playa de esas de arena blanca, un golfista feliz. Me dan arcadas, me cago en la frivolidad.
Llego a casa imaginándome en México con la de los ojos de crema.
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