El día que perdí la autoestima. No me acuerdo de si llovía o nevaba, de si hacía un sol del carajo o de si al día le cubría la niebla. No me acuerdo del día de la semana, ni del mes del año, ni de si llevaba abrigo o iba en traje de baño. No recuerdo si me saludó la vecina, si cerré la ventana, si ese día comí en casa. Sólo sé que ese día perdí la autoestima.
El día que perdí la inocencia venía de haber visto mucho sonrisas y lágrimas, de tener inundado el patio de mi casa. No veía el telediario y no me asustaban las palabras. El día que perdí la decencia el mar estaba en calma, me sangró el alma y me quedé sin nada.
El día que perdí la dignidad no se estaba nada mal. España iba bien. El color azul lo anuncia. Ya había estudiado de todo, ya dominaba varias lenguas y para entonces ya había perdido la autoestima. El Real Madrid había fichado a otro galáctico pero Raúl tenía un leve dolor de cabeza y no hubo declaraciones.
El día que perdí la modestia se me hizo grande la boca, se me hinchó el pecho, golpeé al aire y me llené de gloria.
El día que perdí la vergüenza todo el mundo me miraba, todos se descojonaban, yo lloraba por dentro y ellos me juzgaban.
El día que perdí las llaves trepé por la ventana.
El día que perdí la humildad estaba de rebajas.
El día que perdí la consciencia todo me daba vueltas.
El día que te perdí; Yo me quedé sin palabras y tú sin poemilla.
5.14.2008
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